«Si me engañas una vez…»

Con las elecciones a la vuelta de la esquina, los políticos andan de un lado para otro como pollos sin cabeza, buscando gente para explicarles su proyecto (los que lo tengan) y convencerles de que les voten.

Los que tengan claro que irán a votar, muy probablemente tendrán ya decidido por quién lo harán, pero no estaría de más que inviertan un poco de su tiempo viendo qué ofrecen todos y si tienen credibilidad o no (los propios también).

Todos tenemos nuestras preferencias políticas. Nosotros también. Y no les diremos por quién vamos a votar, pero sí les diremos por quién no vamos a votar.

No vamos a votar por aquellos que teniendo cuatro años para mantener y mejorar la ciudad, se esperan a los últimos tres meses de la legislatura para hacerlo todo, insultando a la inteligencia de todos los ciudadanos.

No votaremos a aquellos que en los tres últimos meses de la legislatura contratan a más de 100 personas para trabajar en el Ayuntamiento. Más personas de las que ha contratado el mismo Ayuntamiento en 10 años. Que será legal, que será necesario, pero que huele mal.

No votaremos a aquellos que ostentando el poder desde hace años te dicen que harán esto o aquello si resultan reelegidos, pero no han sido capaces o sencillamente no han querido hacerlo durante todo el tiempo que han estado en el poder.

No votaremos a aquellos que ahora dicen que quieren que la gente participe, que hable, que están para escuchar, pero que hasta ahora han ignorado la voluntad de los ciudadanos todas y cada una de las veces que estos se han pronunciado.

No votaremos a aquellos que han convertido la política municipal en su único medio de vida y que en lugar de tomar la crítica como una herramienta para mejorar, la toman como una ofensa personal y practican el «O conmigo o contra mí».

Dice una frase célebre: «Si me engañas una vez, la culpa es tuya; si me engañas dos, es mía». Esta frase le va como anillo al dedo a los actuales gobernantes de Salou que se presentan a la reelección. Decidan ustedes si quieren tener la culpa.

Como decía aquel anuncio tan famoso: Busque, compare, y si encuentra algo mejor, cómprelo.

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